LA ROMERÍA
Zufre cuenta con dos Romerías al año: la primera el último domingo de agosto, cuando se traslada al templo parroquial la imagen de la Patrona, la Virgen del Puerto, a hombros de sus devotos, para la celebración de los cultos tradicionales en su honor; y la otra quince días después -generalmente el segundo domingo de septiembre-, para el retorno de la imagen a su Santuario.
La advocación del Puerto se encuentra a unos doce kilómetros de la villa, en la ladera meridional de la Sierra Vicaría.
A esta Romería, de origen antiquísimo, acuden gran número de romeros de toda la comarca y devotos de la Hermandad Filial de Sevilla.
Romeros durante el camino a la ermita de Nuestra Señora del Puerto. La imagen es de mediados del S. XX.
Zufre venera a su Virgen del Puerto y celebra con solemnísimos honores en sus célebres Romerías y en devotísimo y piadoso novenario su protección y maternal afecto.
El camarín de la Virgen cruzando entre jarales y encinas, los romeros bronceados que pugnan noblemente por llevarlo, las mozas luciendo radiantes sus típicas galas a la grupa de los caballos cubiertos de polvo, la imagen morena de la serranía, el sol abrasador y el vino que corre conforman la estampa típica de esta fiesta.
Romeros zufreños en la Romería de la Virgen del Puerto. La imagen es de mediados del S. XX.
El enclave de la ermita en la falda de la Sierra Vicaria y la devoción por la Virgen se suponen que datan de los tiempos de la Reconquista del territorio a los árabes, cuando era costumbre de los capitanes cristianos jalonar de santuarios a María las tierras recuperadas.
El levantamiento de este santuario se le atribuye a Pelayo Pérez, más conocido por Pelay Correa, Gran Maestre de la Orden de Santiago y Lugarteniente del Rey Fernando, que tuvo a su cargo la Reconquista de esta región en los años 1246 y 1247.
LOS SENDEROS A LA ERMITA
Parece ser que en los albores de la Romería sólo existía una de las tres cruces que hoy jalonan el camino de Zufre a la ermita: la Cruz del Humilladero, en una de las lomas de la Sierra Vicaría, por donde serpeaba el primitivo sendero a la ermita. Posteriormente, fue trasladada a la primera carretera, hoy bajo las aguas del pantano, y, finalmente, a la actual, que data de finales de los 80.
El viejo sendero que comunicaba a Zufre con su ermita discurría a través de la Era Honda de la Agüita hasta llegar al Arroyo del Rey, y de ahí a la Era del Baile y a la huerta de la Vicaría, donde era costumbre que el casero ofreciese agua a los cansados peregrinos. A partir de este punto, era habitual encontrar a muchos devotos de las aldeas del Castillo de las Guardas que iban con promesas al camino a esperar a la Virgen. El sendero continuaba después junto al cortijo de José Juan Duque, también en la Vicaría, y ascendía la cuesta hasta el collado de esta sierra, en una de cuyas lomas se encontraba la Cruz del Humilladero. Bajando la cara sur del techo de Zufre, muy cerca del pilar de la ermita, el camino concluía en el Santuario.
El inicio de la construcción de la antigua carretera, a finales de los años 20, coincidiendo con la Dictadura de Miguel Primo de Rivera, y su conclusión, en el 1933, significó la muerte de la ruta original y con ella la pérdida de su más puro carácter aventurero y penitente.
Arroyo del Rey, 1971. romeros a su paso por el puente, sepulto bajo las aguas de la presa.
LOS CAMBIOS
La mejora de esta vía de comunicación y el masivo empleo de vehículos en la segunda parte del siglo desvirtuó, sin lugar a dudas, su sentido primitivo y la masificó de curiosos y domingueros.
Fueron estos últimos los que presionaron para cambiar los días de la Romería a fechas más cómodas, que concidieran siempre en domingo. Originariamente, la Virgen venía al pueblo el primer domingo de septiembre y se llevaba el 19 de este mes.
El 18 de julio de 1964, la Hermandad celebró una Junta General Extraordinaria en el antiguo salón de actos de la Caja San Fernando bajo la dirección espiritual del párroco D. Miguel Pérez Ferrera con un único punto en el orden del día: "Trasladar la Segunda Romería, o sea el traslado de la Santísima Virgen al Santuario (...) al domingo más inmediato al día 19 de septiembre o el mismo día 19 inclusive si cae en domingo."
El 12 de agosto de 1975, la Hermandad acuerda "cambiar la procesión de la Virgen, que tradicionalmente se celebra el tercer día de Feria, al segundo día -por tratarse de domingo- a las once de la mañana".
El 5 de octubre de ese mismo año, la Hermandad acuerda a instancias del hermano D. José Hato Meca un "escrito que suscriben Junta de Gobierno y Hermanos proponiendo al Ayuntamiento el cambio en las fiestas tradicionales en honor de Nuestra Patrona al mes de agosto..."
Procesión de la Virgen del Puerto en los alrededores de la ermita. La imagen es del último tercio del S. XX.
Este tipo de transformaciones son paralelas a la pérdida cada vez mayor de su sentido religioso por su carácter festivo. Este hecho ya debieron advertirlo los propios hermanos y su director espiritual, el Cura Párroco D. Eduardo Matheos del Moral, hace muchos años, toda vez que en un acta de la Hermandad correspondiente al 26 de septiembre de 1948 el Cabildo General Ordinario de la Hermandad Sacramental de Nuestra Señora del Puerto "acordó por unanimidad que" en "los festejos y cultos de la Virgen" se respetaran "las normas tradicionales antiguas en procesiones e itinerarios..."
En una nueva Junta General de Hermanos correspondiente al 12 de septiembre de 1956, el Hermano D. Antonio Duque Hidalgo expuso su criterio en el sentido de "que debían reformarse los Estatutos de la Hermandad, creándose una Junta Rectora de la misma que pudiera encauzar su vida conforme a un plan meditado que impulse el sentido religioso...".
El 20 de septiembre de 1959, los hermanos deciden, a instancias de su Director Espiritual, D. Miguel Pérez Ferreras y varios hermanos más, reformar ciertos artículos de los estatutos, especialmente de los "que hacen referencia al desenvolvimiento y cuestiones que se consideran básicas para el mayor auge y consiguiente aumento de la devoción al Señor y a la Santísima Virgen".
Antiguamente, en las visitas de penitencia o de acción de gracias, era frecuente que el peregrino, al llegar al Humilladero, se descalzara los pies y bajara, a través del breñal, el tramo que lleva a la ermita. Al llegar al templo, cubría de rodillas la distancia que separaba la puerta del altar.
II Romería de Zufre, 1963. Los zufreños procesionan por la vieja carretera a la ermita, hoy bajo la presa.
A principios de siglo, sólo dos personas, ayudadas de un correaje, se bastaban para trasladar la imagen de la Virgen, mucho más pequeña, ligera y hermosa que la actual, según se empeñan en reafirmar los que conocieron ambas.
También era costumbre en aquellos años que los soldados que se iban licenciando fueran los encargados de traer a la Patrona de su ermita.
Los vecinos de Zufre la aguardaban en Las Cuatro Callejas y en "Las Peñuelas", siendo en esta cuesta donde los romeros arreaban a los caballos para subir corriendo la entrada a la villa.
Este viejo hábito, como tantos otros, se perdió con la expropiación, en el año 1932, de los tres huertos que hoy conforman El Paseo de Zufre. Las privilegiadas vistas que ofrece este inmenso balcón permitió a partir de entonces a los zufreños avistar con nitidez la llegada de la caravana de romeros e ir a su encuentro en la calle del Pozo, rebautizada después como Nuestra Señora del Puerto.
No obstante, el 6 de agosto de 1967, hubo un loable intento de recuperar algunas viejas tradiciones bajo la dirección espiritual del cura párroco D. Miguel Pérez Ferrera. En una Junta General Extraordinaria de la Hermandad se acordó "recibir a la Santísima Virgen en el lugar denominado "Las Peñuelas" en su Primera Romería. En esa misma reunión se decidió "trasladar las funciones de la Santísima Virgen al día doce de septiembre", solemnidad del dulcísimo nombre de María, y nombrar a D. Emilio Moya Alonso Hermano Mayor Perpetuo Honorario.
HISTORIA RECIENTE
Como se recordará, durante la Guerra Civil Española, en 1936, años de confusión, huidas masivas de personas e intolerancia, un grupo de "huidos" prendió fuego a la Patrona. Un año después, en 1937, una nueva imagen sustituyó a la anterior.
El 28 de septiembre de 1940, con objeto de que los devotos que fuesen a visitar el Santuario tuvieran donde colocarse ellos y sus caballerizas, se redactó un documento notarial por el que se fijó una servidumbre para la advocación de cincuenta varas de circunferencia en el Cuartón del Puerto de las Eras, posteriormente pasó a denominarse Puerto de la Virgen.
Este espacio, en cualquier caso, sigue siendo insuficiente para acoger a los visitantes que se desplazan a la ermita. Un antiguo propietario de "El Puerto de la Virgen" realizó una cesión de terrenos aledaños a la advocación, voluntad que después no fue respetada por el nuevo dueño de la finca, así queda reflejado en un acta de la Hermandad correspondiente al 20 de junio de 1981:
"II) Cumpliendo el deseo de D. Juan de Dios Pareja Obregón se da lectura a su carta en la que ratifica como obra suya la cesión de terreno de aproximadamente dos hectáreas en la ermita de Nuestra Señora, así como fotocopia de ella dirigida al actual propietario de la finca, D. José Romero, recordándole la donación que efectuó del mencionado terreno."
Lala con familiares y amigos en la Romería de Zufre. Al fondo, el viejo autobús de Casal.
Creación de la "Casa del Mayordomo".
Siete años más tarde, el 20 de septiembre de 1947, otro documento notarial da fe de la construcción y cesión de la Casa del Mayordomo por parte de D. Manuel de Pablo Blanco. De acuerdo con el texto del documento, copiado literalmente en el acta de la reunión que el Cabildo Ordinario de la Fervorosa Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Puerto celebró el 21 de septiembre de 1947, la cesión se produjo en los siguientes términos:
1. D. Angel de Pablo Blanco, "propietario de la finca Puerto de las Eras, en cuyo medio se encuentra enclavada la Ermita de Nuestra Patrona la Santísima Virgen del Puerto y como recuerdo del paso de su hijo Manuel por el digno cargo de Mayordomo de la misma, en el año actual, ha construido en las cercanías de la misma ermita un edificio como de diez metros de fachada y cuatro de fondo, en una sola nave; y tres dependencias, con arranque en el extremo derecho de la casa del ermitaño de una fachada entrando y orientada al mediodía y que se conocerá con el nombre de Casa del Mayordomo."
2. "Declara solemnemente que la utilización de dicho edificio lo cede a título gratuito para ahora y para siempre a la Fervorosa Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Puerto, en tanto que dicha Institución exista, obligándose ésta a conservarla en forma decorosa, blanqueándola a lo menos una vez al año y reparándola cuando lo necesitare, como si de cosa propia se tratare."
3. "Año tras año esta Hermandad entegará las llaves de la casa central y las de las laterales al Mayordomo entrante en el mismo acto en que es costumbre que el mayordomo saliente rinda cuentas y entregue los objetos propiedad de la Santísima Virgen."
Este acto se realizaba en la reunión ordinaria anual que la Hermandad celebraba en la Sacristía de la Iglesia Parroquial a partir del vigésimo día de septiembre, generalmente era un día comprendido entre el 20 y el 26 del citado mes.
En el punto cuarto y quinto del documento, el propietario subraya el carácter mariano de la cesión para evitar que en el futuro pudiera derivar en otros usos.
4. "Este edificio -prosigue el auto- no podrá en ningún caso dedicarse más que a los usos de desahogo, higiénicos o de almacén de objetos de culto de la Ermita dependiente del Mayordomo o de la Hermandad pero nunca a usos indecorosos, vivienda ni agrícolas.
5. "En el caso desgraciado de que dejare de existir la Hermandad, no hubiere Mayordomo, dejare de existir la Imagen de la Santísima Virgen del Puerto en su Ermita, esta fuera secularizada o no se rindiera el culto debido a nuestra Patrona, el último Mayordomo o en su defecto el Sr. Cura Párroco vendrá en la obligación de entregar las llaves y el edificio al que en aquel momento fuera el dueño del terreno, que lo recogerá y cuidará para entregarlo nuevamente al rehacerse la Hermandad, sin que, fuera quien fuera este dueño del terreno, pueda negarse al cumplimiento de este deber."
El citado documento fue firmado, entre otros, por los hermanos D. Manuel de Pablo Blanco Hidalgo (Mayordomo saliente) y D. Rafael Duque del Castillo, (Mayordomo entrante), bajo la presidencia del Señor Cura Párroco D. Eduardo Matheos del Moral.
Traslado de la Virgen a Huelva
El 6 de diciembre de 1954, el Cabildo de la Hermandad Sacramental de Nuestra Señora del Puerto celebró una reunión extraordinaria con un único punto en el orden del día:
La invitación del Sr. Obispo de la Diócesis de Huelva para el traslado a esta ciudad de la Imagen de Nuestra Señora del Puerto, asunto que ya fue tratado con anterioridad en otras Juntas celebradas el 21 y 28 de noviembre de ese mismo año.
El cabildo aceptó por unanimidad la invitación del Prelado con la única objeción del hermano D. Lázaro Hato Meca, que consideraba escaso el número de asistentes para tomar una decisión de tal importancia.
El Mayordomo actuante, D. Manuel Duque Domínguez, el Hermano D. Manuel Rincón y el Alcalde de Zufre, D. Andrés Pascual López, se ofrecieron para sufragar los gastos del traslado de la imagen.
Reforma de los Estatutos de la Hermandad
Los hermanos del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Puerto hicieron constar en diversas ocasiones la necesidad de reformar los estatutos de la Hermandad redactados en su día por D. Francisco Rodríguez Suárez y Suárez y aprobados por la autoridad eclesiástica, toda vez que consideraban que habían quedado obsoletos tanto en lo que concierne a la organización y funconamiento internos de la Hermandad como en la necesidad de impulsar su sentido religioso.
El 12 de septiembre de 1956, la Hermandad, a iniciativa del Hermano D. Antonio Duque Hidalgo, aprueba una reforma de los estatutos tendente a potenciar su carácter religioso y a descargar "al mayordomo de los gastos y preocupaciones que hasta ahora ha tenido..."
Conforme a su criterio, la reforma se realiza concediendo a "la Junta Rectora el maximun de facultades posibles, sometiéndose su actuación a la Junta General de Hermanos, que deberá celebrarse obligatoriamente al menos una vez al año."
A partir de entonces, correspondería al Mayordomo la Presidencia de la Junta, "así como la de todos los actos religiosos que celebre la Hermandad."
Aquel año, una Junta provisional, compuesta por D. Antonio Duque Hidalgo, D. José Juan Duque, D. Cayetano Ruiz Fernández, D. Francisco Morgal Ventura, D. Antonio Félix Duque Labrador y D. Lázaro Hato Meca, se hizo cargo de la Hermandad hasta que la reforma de los estatutos obtuviese el visto bueno de la Autoridad Eclesiástica.
El 20 de septiembre de 1959, la Hermandad profundiza en la revisión y acuerda, a instancias del Cura Párroco D. Miguel Pérez Ferrera y varios hermanos, nombrar una comisión que redacte la renovación de los estatutos al objeto de que no se produjeran más vacantes en la mayordomía y "para una pretendida reorganización e incremento en todos los órdenes dentro del seno de la Hermandad".
De acuerdo con el acta de la Junta General, los estatutos cuya renovación urge son aquellos que se "refieren a la organización, funcionamiento, nombramiento y atribuciones de la llamada Junta de Gobierno", así como aquellos que inciden en la naturaleza religiosa de la Hermandad.
La Junta crea una Comisión, encabezada por el Hermano D. Francisco Rodríguez Suárez y Suárez, que se encargó de confeccionar la reforma y presentarla en la Junta o Cabildo General de Hermanos que se celebró con carácter extraordinario el 18 de septiembre de 1960.
Los artículos que se revisan corresponden principalmente a los conceptos siguientes:
- La Vela a su Divina Majestad ante el Monumento el Viernes Santo.
- Las funciones religiosas de los días 11 y 12 de septiembre, al Señor y la Santísima Virgen respectivamente.
- La supresión de las cuotas de entrada y fijación que anualmente pagan los hermanos.
El cambio más importante era el que hacía referencia a la reorganización de la Junta de Gobierno, la fijación de sus atribuciones y su funcionamiento interno.
La Hermandad aprueba la creación de los siguientes cargos:
"Cinco diputados elegidos cada cinco años por el Cabildo en su reunión ordinaria y para que por sorteo pueda cada uno ejercer cada año el cargo de Mayordomo y otros seis miembros o cargos con atribuciones específicas, a saber: Secretario, Tesorero, Fiscal, Prioste, Diputado de Gobierno y Diputado de Romerías, fijándose igualmente y en cada uno de los artículos reformados las distintas y cada una de las atribuciones de esos indicados cargos."
La citada reforma, aunque aprobada, no entró en vigor hasta el año siguiente -1961- a instancias del Mayordomo entrante D. Francisco Labrador Vázquez quien prefería que no hubiese cambios hasta el final de su mandato.
Así las cosas, hubo que esperar hasta el 18 de septiembre de 1961 para que se procediera a la elección de los cargos de la Junta de Gobierno, todo ello bajo la dirección espiritual de D. Miguel Pérez Ferrera.
En aquella reunión se procedió al nombramiento de cinco Camareras de la Virgen, cinco Diputados, Secretario, Tesorero, Fiscal, Prioste, Diputado de Gobierno y Diputado de Romería.