LA GRAN RUTA DE ZUFRE
Por Diego A. Velázquez Mallofret
Zufre, 05.06.93
El aventurero que decida iniciarse en el conocimiento de esta ruta goza de un atractivo inmediato: conocer los más puros valores ecológicos del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche; y un segundo atractivo añadido: adentrarse en los complejos valores etnológicos de toda una forma de vida basada en la lucha contra el medio natural, y que hoy ya forma parte de las páginas perdidas del recuerdo y del olvido.
Las eras, los hornos de cal, los tejares, los molinos de aceite y de harina, los vados, los grandiosos cortijos encalados, las pequeñas casas de piedra camufladas en la dehesa y en el olivar, las veredas de carne, los lejíos o realengos y las ruinas del ferrocarril son testigos elocuentes de la rebelión del hombre contra la precariedad de las comunicaciones y de su desesperada lucha contra el medio para arrancar los frutos a la tierra.
Después de este recorrido, el aventurero podrá comprender y hasta admirar la nobleza de la guerra que el hombre del campo de Zufre mantuvo contra la naturaleza, una lucha forjada en duras jornadas de sol a sol y a golpes de azada y hoz.
Un enfrentamiento perdido para ambos: para el campesino zufreño porque las tierras conquistadas a la roca, al cerro y a la jara están hoy abandonadas y el progreso apenas sí siente hoy respeto hacia su vieja forma de vida; y para el campo porque ha visto violentadas todas las normas en su combate fraticida con el hombre.
El campo de Zufre es hoy un títere que en sólo 30 años ha sufrido más vejaciones que en millones de años de historia. Parece como si el vencedor se hubiera ensañado cruelmente con el vencido.
Por otra parte, Las Gran Ruta de Zufre también dispone de indudables atractivos para los amantes de la naturaleza, quienes hallarán a lo largo de su recorrido abundantísimas muestras de la rica flora sureña: los aficionados a la micología disponen de múltiples variedades de setas a lo largo y ancho de esta ruta y los que prefieren la medicina natural cuentan con ejemplares únicos de plantas medicinales, empleados por los viejos vecinos de Zufre en su lucha contra las enfermedades.
El sendero se caracteriza por la escarpada orografía del terreno, circundada por el vuelo de las rapaces y surcada de múltiples veredas, practicadas al golpe de las continuas marchas de los grandes animales salvajes en su descenso hacia el agua.
La presa de Zufre, La Rivera de Huelva y el Arroyo del Rey son los tres grandes cauces fluviales de esta ruta, que sólo los más avezados aventureros deberán intentar vadear. Los amantes de los más puros valores ecológicos y etnológicos -que no del peligro- disponen de rutas alternativas. Estas masas de agua cobijan en su interior riquísimos bancos de peces.
EL TRAZADO DE LA GRAN RUTA
La Gran Ruta de Zufre sigue el camino viejo que va de esta localidad a la ermita de Nuestra Señora del Puerto, patrona de la localidad; continúa hasta el muro de contención de la presa y sube por el cauce de la Rivera de Huelva hasta la vieja estación ferroviaria de Zufre.
En este punto se da casi por concluida la primera jornada y se ofrecen tres alternativas: pernoctar en el vado que se encuentra junto al viejo puente de la carretera local; ir hasta Santa Olalla por el ramal ferroviario que se desvía a la derecha, a unos 12 kilómetros de distancia; o regresar por el viejo Camino del Carrilejo hasta Zufre, que se encuentra a unos 4 kilómetros.
A la mañana siguiente, aguarda otra dura jornada. El punto de partida se vuelve a situar en los restos de la Estación de Zufre, de ahí a portugalet y, por el viejo Camino de los Molineros o de los Cuchareros, hasta la Cuesta Rodeo, en la parte más baja del pueblo.
Una vez en Zufre, el tramo sube por La Mimbrera hasta el humilladero de San Sebastián, de donde sigue por el antiguo camino de Valdemaría entre Zufre e Higuera de la Sierra hasta el viejo molino de aceite del Chorrito.
A partir de este punto se inicia una prolongada ascensión a la cresta de la gran serranía del olivar, a la altura de los Collados de Parrilla, y continúa por el camino de servidumbre hasta el cortijo de "El Tejar". En este punto emprende una subida por el viejo camino del Zorrero hasta Higuera de la Sierra, punto final de la ruta.
1.- EL PRIMER SENDERO A LA ERMITA (*)
La Gran Ruta de Zufre sale del pueblo por la Cuatro Callejas, cruza la carretera local entre Zufre y Santa Olalla y desciende por la calleja de enfrente entre hermosas huertas.(**)
Esta calleja llega, delimitada por paredes de piedra, hasta El Barranco de Cantarranes. Enfrente mismo del cruce del barranco con el sendero, a unos 40 metros, se encuentran los restos de un tejar y un centenar de metros más arriba la antigua carretera que comunicaba a Zufre con la advocación de la Virgen del Puerto.(***)
En líneas generales, el Primer Sendero a la Ermita sigue durante unos cinco kilómetros el trazado de esta carretera hasta llegar a la denominada "Era Honda de la Agüita", una hermosa explanada flanqueada a su derecha por una típica casa de campo y a su izquierda por el puntiagudo cerro de la Agüita, inconfundible por su aspecto.
A partir de aquí, el camino se desvía de la vieja carretera y desciende en picado a la derecha, junto a la casa anterior, hasta el Arroyo del Rey, cuyo cauce se encuentra anegado bajo las aguas de la presa. Si el nivel del pantano no es demasiado elevado, a la izquierda aún puede observarse el puente sobre esta inmensa cuenca. Este puente fue construido en los años 30 e inutilizado a finales de los ochenta por la presa.
Este es uno de los momentos más peligrosos de este tramo, pues hay que vadear las aguas con una lancha neumática o, siempre que ello sea posible, cruzar el puente.
El Primer Sendero a la Ermita sube ahora por el carril que se encuentra en el extremo opuesto del puente hasta la llamada "Era del Baile", de donde asciende a la huerta de la Vicaría, donde antiguamente era costumbre que el casero ofreciese agua a los cansados peregrinos. También era habitual encontrar a muchos devotos de las aldeas del Castillo de las Guardas en los días de la Romería, ya que iban de promesa al camino para esperar a la Virgen (****).
El sendero continua después junto al cortijo de José Juan Duque, también en la Vicaría, e inicia una forzada cuesta hasta el collado que esta gran sierra, el techo de la zona sur de Zufre, tiene en su cara sur, exactamente el collado que sigue, en sentido ascendente, al denominado "Collado de los Morenos".
En una de las lomas del collado por el que discurre El Primer Sendero a la Ermita se encontraba la Cruz del Humilladero (*****).
Bajando la cara opuesta del techo meridional de Zufre, el sendero conecta con el pilar de la ermita y concluye en el Santuario (******).
1-A. DATOS HISTORICOS
* El Primer Sendero a la Ermita: esta ruta murió con la construcción de la primera carretera al Santuario, en los años 30, coincidiendo con la Dictadura de Miguel Primo de Rivera. Significó la muerte de la ruta original y con ella la pérdida de su más puro carácter aventurero y penitente.
** La Feria de Zufre se celebraba antiguamente del 9 al 12 de septiembre en los terrenos colindantes a Las Cuatro Callejas. Tiene su origen en un rodeo o mercado de ganado.
Hasta aquí acudían curiosos, arrieros, ganaderos y tratantes, andando o a caballo, al reclamo de los carteles de Feria que prometían abundantes pastos y abrevaderos.
*** Tejares y Hornos de Cal: Zufre contaba al menos con seis tejares: este del Cercado Fregenal y los de Valdilloso, La Charneca, El Corchuelo, la vieja estación ferroviaria de Zufre y La Nava.
Los hornos constaban de dos partes, separadas por un tabique con aberturas para favorcer el paso del calor. En la parte inferior, se colocaba la leña, de cuya combustión procedía la fuente energética; mientras que en la parte superior, se colocaba la arcilla.
Los tejares sólo funcionaban en verano y dejaron de hacerlo, salvo algún caso aislado, hacia los años 40. Fabricaban tejas, ladrillos y baldosas grandes para recubrir el suelo.
La construcción a base de tejas y baldosas de arcilla, piedras unidas con cal o tierra, y paredes encaladas era un buen ejemplo de construcción a partir de materiales autóctonos de Zufre e integración paisajística.
**** La Romería: Zufre cuenta con dos Romerías al año: la primera el último domingo de agosto, cuando se traslada al templo parroquial la imagen de la Patrona, la Virgen del Puerto, a hombros de sus devotos, para la celebración de los cultos tradicionales en su honor; y la otra quince días después -generalmente el segundo domingo de septiembre-, para el retorno de la imagen a su Santuario.
***** La Cruz del Humilladero: parece ser que en los albores de la Romería sólo existía una de las tres cruces que hoy jalonan el camino de Zufre a la ermita: la Cruz del Humilladero, en una de las lomas de la Sierra Vicaría, por donde serpea el primitivo sendero a la ermita. Posteriormente, fue trasladada a la primera carretera, hoy bajo las aguas del pantano, y, finalmente, a la actual, que data de finales de los 80.
Antiguamente, en las visitas de penitencia o de acción de gracias, era frecuente que el peregrino, al llegar al Humilladero, se descalzara los pies y bajara, a través del breñal, el tramo que lleva a la ermita. Al llegar al templo, cubría de rodillas la distancia que separaba la puerta del altar.
****** La Ermita: La advocación del Puerto se encuentra a unos doce kilómetros de la villa, en la ladera meridional de la Sierra Vicaría.
El enclave de la ermita en la falda de la Sierra Vicaría y la devoción por la Virgen se suponen que datan de los tiempos de la Reconquista del territorio a los árabes, cuando era costumbre de los capitanes cristianos jalonar de santuarios a María las tierras recuperadas.
El levantamiento de este santuario se le atribuye a Pelayo Pérez, más conocido por Pelay Correa, Gran Maestre de la Orden de Santiago y Lugarteniente del Rey Fernando, que tuvo a su cargo la Reconquista de esta región en los años 1246 y 1247.
La imagen de la Virgen fue quemada durante la Guerra Civil. Un vecino de Zufre fue condenado por ello. Años más tarde, el verdadero incendiario, natural del Ronquillo, proclamó públicamente su culpabilidad.
El 28 de septiembre de 1940, con objeto de que los devotos que fuesen a visitar el Santuario tuvieran donde colocarse ellos y sus caballerizas, se redactó un documento notarial por el que se fijó una servidumbre para la advocación de cincuenta varas de circunferencia en el Cuartón del Puerto de las Eras, posteriormente pasó a denominarse Puerto de la Virgen.
Siete años más tarde, el 20 de septiembre de 1947, otro documento notarial da fe de la construcción y cesión de la Casa del Mayordomo por parte de Manuel de Pablo Blanco. De acuerdo con el texto del documento, el edificio se donó a la Hermandad para usos higiénicos, de desahogo o de almacén de objetos de culto a la Ermita.
1-B. PUNTOS ACCESIBLES CON VEHICULO
Esta ruta cuenta con varios puntos accesibles para los vehículos, apropiados para aquellos que prefieran dividir el Primer Sendero a la Ermita en varios tramos.
- La antigua carretera local de Zufre a su ermita continúa siendo accesible para los vehículos hasta el Arroyo del Rey, donde el nivel de las aguas de la presa ha cubierto el puente. Como puede observarse, esta carretera coincide en su trazado con El Primer Sendero a la Ermita desde El Cercado Fregenal hasta la Era Honda, en la Agüita.
- El tramo que sube desde el cortijo de La Vicaria hasta el collado de esta gran sierra cruza con la nueva carretera que comunica Zufre con el muro de la presa y la ermita. Como es natural, también estos dos últimos puntos de la Gran Ruta son accesibles para los vehículos.
2.- LA ASCENSION DE LA RIVERA
Unos dos kilómetros, siguiendo la carretera, separan a la ermita del muro de contención de la presa (* La presa).
La Gran Ruta de Zufre se adentra ahora en su parte más peligrosa. Con la ayuda de una lancha neumática, los senderistas deben ascender por el cauce de la Rivera, paralelo a la desmantelada red ferroviaria entre San Juan de Aznalfarache y las Minas de Cala.
Si la vía férrea no se encuentra anegada por las aguas del pantano, la ascensión también puede hacerse por este tramo.
El paisaje que muere en las orillas pantanosas es sobrecogedor. La presencia firme, enhiesta de la Vicaria se alza altiva sobre el agua insidiosa, atrapada en los cauces anegados, muertos. El tramo desdibujado de la vía férrea, apenas una caricatura de su otrora vigorosa presencia, acompaña en su recorrido el caudal domesticado de la rivera. Los cerros permanecen impasibles al paso del tiempo. La mirada ecléctica del día no cambia.
A unos tres kilómetros de distancia del muro del pantano, puede observarse la estructura metálica del llamado Puente del Trueno, punto y final del ascenso por las aguas de la presa.
2-A. DATOS HISTORICOS
* La Presa: los trabajos del pantano concluyeron en 1986. En 1989, tras una fuerte pluviosidad, la presa alcanzó su cota más alta de agua. El líquido entraba en cantidades ingentes, tanto es así que la única compuerta existente en el muro para regular la salida del agua era incapaz de achicar la aguada. Camiones, hormigoneras, bidones de gasoil y otros materiales de construcción qudaron enterrados definitivamente en los fondos de la presa. En 1991, se practicó un nuevo orificio en un lateral del muro. En 1992, se construyó una central hidroeléctrica.
2-B. PUNTOS ACCESIBLES CON VEHICULO
Los accesos en vehículo para este tramo de ascenso a la Rivera se encuentran en el punto de partida -el muro de la presa-, ya indicado anteriormente; y en el puente del Trueno, al que se accede desde la vieja carretera local entre Zufre y Santa Olalla. Concretamente, la vía férrea cruza la carretera muy cerca del antiguo puente sobre la Rivera.
3.- EL FERROCARRIL DE 1905 (*)
La mirada cansada del viajero encontrará consuelo a lo largo de este trazado en la sempiterna presencia de las aguas de la Rivera en la parte inferior izquierda de la vía y en los blanquísimos cortijos de los altozanos.
Las piaras de cerdos, las manadas de vacas y los rebaños de ovejas y cabras son integrantes habituales del paisaje.
El punto de origen de este tramo, en El Puente del Trueno (**), está marcado por una bellísima vaguada que se abre entre los sedientos y empinados cerros y por la majestuosa presencia de las tres sierras morenas que conforman el techo de Zufre: La Vicaria, La Agudita y La Agüita.
A unos doscientos metros más abajo del puente se encuentra El Túnel del Chaparral, en la hacienda del mismo nombre, que hoy da cobijo a colonias de murciélagos.
El tramo discurre en sentido ascendente, pasa por debajo del puente nuevo sobre la Rivera y muere en la vieja Estación Ferroviaria de Zufre(***).
Los muros derruidos de las cantinas, pozos, depósitos de agua levantados varios metros sobre el suelo, tornos oxidados y traviesas calcinadas que ahora se utilizan para apuntalar las alambradas conforman la inmutabilidad del paisaje.
Parece mentira que estos parajes solos y mudos hayan visto el paso de tantos hombres y vagonetas. Se antoja, más bien, que este silencio maduro y espeso jamás fue perturbado por las escorrentías de la grava y los cascajos, una voz, un silbato o un lamento. Parece tierra indiferente, aislada, descontextuada, donde todas las cosas han de marcharse irremediablemente sin dejar huella en su dormida nada.
La Estación de Zufre es el punto y final del tramo (****). Ahora caben tres posibilidades: pernoctar junto a las ruinas de la estación, regresar a Zufre por el Camino del Carrilejo o ir a Santa Olalla por el ramal ferroviario que muere en Las minas del Teurel.